A menudo oímos lo importante que es estar motivado para lograr lo que
uno se propone. Más, en tiempos de crisis, parece que hace falta doble dosis de
motivación para llegar a dicho lugar tan preciado.
La motivación es un estado interno que activa,
dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o
fines determinados; es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones
y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que le da energía
y dirección a la conducta, es la causa del comportamiento.
La motivación es un proceso que pasa
por varias fases. Inicialmente la persona anticipa que se va a sentir bien (o
va a dejar de sentirse mal) si consigue una meta. En un segundo tiempo, se
activa y empieza a hacer cosas para conseguir dicha meta. Mientras vaya
caminado hacia ella, irá evaluando si va por buen camino o no, es decir, hará
una retroalimentación del rendimiento. Y por último, disfrutará del resultado.
Existen muchas diferencias individualesrespecto a lo que motiva a cada persona
y en la fuerza de sus motivos. Es decir, cada persona tiene sus propias
motivaciones que pueden ser muy diferentes a las del resto. También, hay
personas que cuentan con mucha energía para conseguir sus metas y otras que no
tienen tanta. La persistencia es otra variable que no tienen todos los seres
humanos por igual.
La motivación es
dinámica, está en continuo movimiento de flujo, es un estado de crecimiento y
declive perpetuo. Hay días en los que se puede notar mucha energía para luchar
por algo y otros en los que cuesta mucho arrancar una conducta.
Teniendo en cuenta las características tan complejas que tienen los
procesos de motivación hay algunas cosas que se pueden hacer para aumentarla.
¿Qué cosas puedes hacer para aumentar tu motivación?
§ Desarrolla un buen plan de acción. Divide tu meta final en pequeñas
submetas. Estas serán hitos que irás consiguiendo y sentirás que te acercan a
tu meta final. No olvides celebrar cada uno de ellos.
§ Guarda tu energía física y psíquica para emplearla en lo
que realmente quieras conseguir. No la malgastes en cosas que te alejen o te
distraigan de tu objetivo.
§ No escatimes en esfuerzos y decisiones. Esto es, si hace falta un paso determinado para alcanzar tu objetivo:
hazlo. En ocasiones tenemos que dedicar tiempo, o gastar dinero, en algo a
corto plazo para conseguir el objetivo a largo plazo. Míralo como una inversión
no como un gasto.
§ Nunca pierdas de vista tu objetivo. Cuando aparezcan
inconvenientes, asúmelos como parte del proceso. Todo tiene su lado bueno y su
lado malo. En el momento en el que decidiste luchar por conseguir esa meta no
te importó asumir que ibas a tener que hacer cosas difíciles para obtenerla.
§ No gastes tiempo en quejarte, sólo te quita energías y no te soluciona
nada.
§ Oblígate a actuar. Habrá ocasiones en las que tengas poca energía y
otras en las que tendrás que realizar tareas que no te gusten. En estos casos:
autocontrol. Oblígate a hacerlo, no pienses en si tienes ganas de hacerlo o no.
De hecho, no te hacen falta "tener ganas" para hacer las cosas. Todos
hacemos muchas cosas a lo largo del día que no tenemos ganas de hacer y las
hacemos, y una vez que las hacemos, nos damos cuenta de que no son para tanto.
Primero se hacen las cosas y luego entran las ganas. Lo hago y punto, no pienso
si me apetece o no.
§ Aprovecha los días en los que te encuentres más alegre, optimista y con más
energía para hacer las cosas que te cuestan. Es en esos momentos en los que
podrás realizar una tarea difícil o podrás llamar a esa persona con la que te
cuesta hablar.
§ Rodéate de personas optimistas, que luchan por lo que quieren
conseguir. Todo se contagia, el pesimismo y el optimismo.
§ Fíjate en la parte que llevas conseguida, no en la que te
queda por conseguir.
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